No a la #LeyDeSeguridadInterior. Faculta al ejército para actuar contra los movimientos sociales, sin autorización previa.

La aprobación de la ley de seguridad interior, otorgaría facultades al ejército para actuar en contra de los movimientos sociales.

El artículo 6 de la ley de seguridad interior faculta a las fuerzas armadas sin autorización previa a implementar “políticas, programas y acciones para identificar, prevenir y atender oportunamente … los riesgos contemplados en la Agenda Nacional de Riesgos…”

Para entender el alcance y la gravedad del artículo, debemos entender ¿Qué es la Agenda nacional de riesgos y qué contiene?

La Agenda Nacional de Riesgos es “un producto de inteligencia y un instrumento prospectivo que identifica riesgos y amenazas a la Seguridad Nacional, la probabilidad de su ocurrencia, las vulnerabilidades del Estado frente a fenómenos diversos y las posibles manifestaciones de los mismos. Asimismo, permite orientar las labores de inteligencia, así como las acciones, los mecanismos de coordinación y las políticas en materia de Seguridad Nacional encaminadas a dar continuidad al proyecto de Nación en el corto, mediano y largo plazo”. Lo aprueba el Presidente de la República.

El periódico Contralínea cuenta con una copia de la Agenda Nacional de Riesgos –elaborada por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y reservada por 12 años. El documento señala que los movimientos sociales atentan contra la seguridad nacional.

Reconoce que las reformas educativa y laboral son de los ejes principales que han movilizado al país. Focaliza los movimientos desde 1999, con la toma de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por los estudiantes que se opusieron al cobro de cuotas en la universidad pública más importante del país.

Analiza lo que llama “conflictividad regional”, y explica que hay una obstrucción a proyectos de infraestructura (hidroeléctricos, eólicos, termoeléctricos, aeropuerto y refinería), bajo el argumento de “supuesto daño al entorno ecológico y la desatención a las necesidades de las comunidades”.

Califica como tema de seguridad nacional la “violencia derivada de las pugnas por tierras y recursos naturales (Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca)”.

El Estado mexicano considera como riesgo para la seguridad nacional a  la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el Frente Amplio Social (FAS), el Frente Popular Revolucionario (FPR), el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre (UPVA) y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).

Diagnostica que “existen organizaciones que adoptan tácticas de presión y motivaciones opuestas al interés colectivo con capacidad de reducir los márgenes de gobernabilidad en zonas específicas”. “El comportamiento de algunas de ellas busca generar crisis recurrentes de gobernabilidad.”

La agenda menciona que supuestamente hay “injerencia de actores vinculados a la subversión o grupos anarquistas en movimientos sociales tradicionales como el magisterio disidente, colectivos estudiantiles, organizaciones de defensa de los derechos humanos, agrupaciones campesinas e indígenas, así como iniciativas frentistas multisectoriales”.

En 2013, el capítulo “Ingobernabilidad por movimientos sociales” se encontraba en el escaño sexto de la lista de temas revisados por el Cisen; sin embargo, en 2015 la movilización social se ha convertido en el segundo tema de importancia, sólo por debajo de la “delincuencia organizada”.

El Estado ha ejercido represión, espionaje, acoso, abuso de poder, congelamiento de cuentas, detenciones, judicialización y criminalización de la protesta social, encarcelamiento, desaparición, asesinato, en contra de estos movimientos; así como los opositores a la minería o a los proyectos de infraestructura; también para los que se encuentran en defensa del territorio y medio ambiente y las policías comunitarias.

 

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