
Todos somos migrantes. La humanidad unida en solidaridad con los migrantes y en contra de políticas xenófobagas y racistas.
La mayoría de las mexicanas y mexicanos, posiblemente todos, conocemos las penurias de cruzar ilegalmente la frontera con Estados Unidos, ya sea, por experiencia propia, o algún familiar. Conocemos los peligros mortales de cruzar por el desierto o el río, de ser vejados por “polleros”, de ser cazado por la “migra” o racistas estadounidense, que se asumen cómo “vigilantes” de su país.
Sí, conocemos los peligros de cruzar ilegalmente para el “otro lado”, a sabiendas, miles de mexicanas y mexicanos, de todas las edades, diariamente, intentamos pasar al “otro lado” ¿Qué nos impulsa? El desempleo, los salarios miserables, la pobreza, y, desde el sexenio de Calderón, la inseguridad.
Por ello, comprendemos las penurias de centroamericanos, africanos y asiáticos que migran ilegalmente, huyendo de la pobreza e inseguridad de sus países. Por eso, nos resulta natural solidarizarnos con ellos, nos resulta natural indignarnos por las vejaciones que sufren, como si las sufriéramos en carne propia.
Especialmente, nos indignan las vejaciones que sufren los migrantes centroamericanos que cruzan nuestro país, porque la “migra” mexicana asume las funciones de la “migra” gringa, cazando a los migrantes centroamericanos desde la frontera sur para que no lleguen a la frontera norte, porque los narcotraficantes y delincuentes, secuestran, esclavizan y asesinan a los migrantes centroamericanos. México se ha convertido en una trampa mortal para los centroamericanos. La “migra” mexicana ha igualado las bajezas de la “migra” gringa.
El desempleo, subocupación, los salarios miserables, la violencia y la inseguridad, son los factores que impulsan a millones de personas abandonar sus países hacia los países desarrollados. A partir del siglo XX y XXI la migración se ha convertido en la gran marcha de los desposeídos del mundo.
La sociedad capitalista contemporánea ha creado un enorme ejército mundial de desposeídos, que desesperadamente buscan empleo para subsistir, dispuestos a trabajar en las peores condiciones. No son diferentes a nosotros, por el contrario, son nuestros semejantes. Buscan lo mismo que nosotros: empleo, salario, educación, servicio de salud, en síntesis una vida digna.
Las élites empresariales del mundo, impulsan en sus países ideologías racistas y xenofóbicas, con el propósito de mantener divididos a las y los trabajadores del mundo.
La única salida es la unidad de las y los trabajadores del mundo, para instaurar gobiernos para las y los trabajadores del mundo. Por ello proclamamos el internacionalismo proletario, la máximo solidaridad de las y los trabajadores de los pueblos del mundo, que nos permite reconocernos como una sola clase multinacional, que nos enfrentamos a los capitalistas del mundo.
En este contexto, surge la necesidad de establecer demandas mundiales:
1. Trabajo y salario digno.
2. Detener la criminalización en contra de los migrantes.
3. Respetar los derechos humanos de los migrantes.
4. Permitir la libre circulación de los migrantes.
5. Cancelar las leyes y/o tratados internacionales que legalicen la persecución, encarcelamiento y exportación de los migrantes.
La conquista de estas demandas sólo podrá alcanzarse con la unidad organizada de las y los trabajadores del mundo, así como la unidad y organización de las y los trabajadores de cada país con las y los migrantes que los visitan.